Hoy 114 años después, las fiestas del San Pedro en El Espinal siguen siendo consideradas como las mejores del departamento del Tolima y del país por mostrar abiertamente su regionalismo y ese arraigambre popular con los festejos de más atracción como la quema de pólvora en lo que se ha denominado Noches de Espinal , en donde castillos, buscaniguas, voladores y cuetes, estallan espantando las dificultades y anunciando a los cuatro vientos que este pueblo en medio de la patria celebra sus fiestas más ricas en folclor y en tradición. Y es que ser espinaluno es llevar en la sangre esta herencia cultural, una riqueza de vieja data, como la dejada por los Pijaos, hombres fuertes, decididos y alegres, que en medio de tanta pesadumbre, siempre San Pedro será el motivo de su constante parranda y satisfacción ambiental.
Y es que el San Pedro en El Espinal es un cuadro de belleza autóctona, con sus facetas naturales que al son del donaire de sus reinas, la exteriorización de sus gentes, las tardes de toros, las cabalgatas, las riñas de gallos, los bailes y las bandas musicales, abren campo para que otros tantos colombianos vengan a disfrutar de este derroche de alegría, camino de luz, paz y tranquilidad, como de selección ancestral, ya que este municipio es un remanso de paz y aquí no hay tiempo para hacer la guerra, sino para bilar y bailar.
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